Lanzan una campaña contra el acoso callejero en la Ciudad
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lanzó esta semana una campaña contra el acoso callejero, con el objetivo de rechazar cualquier práctica de este tipo y advertir sobre los riesgos que conlleva. La propuesta surgió debido a que cada 2 de octubre se conmemora el Día de Lucha contra el Acoso Sexual Callejero en la Ciudad, una jornada orientada a visibilizar que prácticamente todas las mujeres que han abordado el transporte público han sufrido alguna vez una situación desagradable de este tipo.
El lema elegido fue “Que calle el acoso, no vos”, ya que la campaña busca enfatizar que deben ser las mujeres las que dicen basta, poniendo un freno a este tipo de acoso. La iniciativa incluye carteles en el espacio público y un mural en la estación Constitución de la línea C del subte porteño, una de las más transitadas del sistema, con millones de pasajeros diarios.
El acoso sexual en espacios públicos y privados de acceso públicos está incorporado en el Código Contravencional de la Ciudad de Buenos Aires a través de la Ley N° 5.742 de 2016. Por eso, buscan concientizar acerca de la necesidad de denunciar estos hechos. El Gobierno porteño ha lanzado tiempo atrás para ello la línea 144, de atención gratuita, para prevenir, denunciar y dejar de naturalizar situaciones molestas, incómodas y dañinas. La llamada puede efectuarla cualquier persona para dar cuenta de hechos de este tipo.
“El acoso callejero es una práctica tan sutil como agresiva que suele callarse y dejarse pasar, pero que provoca graves consecuencias en quienes la padecen. Por eso es importante denunciar y saber que cualquier persona que lo haya visto puede hacerlo”, expresó sobre el tema la ministra de Espacio Público e Higiene Urbana, Clara Muzzio.
Los expertos señalan que todas las mujeres en algún momento de su vida fueron víctimas de acoso sexual callejero, un hecho que suele ser repudiado internamente, pero con poca reacción dada la situación incómoda y vergonzosa que implica.
Este tipo de conductas, en la mayoría de las veces, llevadas a cabo de forma verbal, modifican la vida cotidiana de aquellas personas que lo sufren ya que se ven obligadas, por ejemplo, a cambiar los recorridos habituales por temor, elegir cómo vestirse pensando que esto desincentiva el acoso, cambiar lugar de residencia o lugares de ocio, solicitar acompañamiento de otra persona para esperar un colectivo/tren, avisar cuando llega a un lugar/hogar y a modificar el tipo de transporte utilizado, indica el Gobierno de la Ciudad.