3 millones de vehículos realizaron la VTV desde su implementación
En octubre pasado, la Verificación Técnica Vehicular (VTV) cumplió cinco años como norma obligatoria en la Ciudad de Buenos Aires. En ese período, más de 3 millones de vehículos fueron sometidos a las examinaciones, que son requeridas sin excepciones para autos y motos de más de 60 mil kilómetros o 3 años de antigüedad.
De las 3.176.851 verificaciones, efectuadas, el 80,1 por ciento se aprobó (unas 2.546.453). En tanto, 353.028 fueron rechazadas, lo que equivale al 11.1%, mientras que las condicionales fueron 277.370 (8.7% del total). Esta última condición implica un período de prórroga para los conductores, que pueden usar los vehículos pero deben someterlos a los cambios requeridos por un plazo no mayor a dos años.
Entre las fallas más frecuentes para los vehículos rechazados se encuentran las vinculadas a las luces (casi un 30% del total). Las de los frenos implican un 19,8 por ciento, mientras que las de contaminación, un 14,1%. Asimismo, las relacionadas a neumáticos son el 13,2% de los motivos de rechazo. En cuanto a los condicionales, prima la suspensión y la contaminación, en niveles que no alcanzan los máximos a partir de los cuales se vuelve un impedimiento para la circulación habilitada.
La VTV presentaba un aumento año tras año en la cantidad de vehículos sometidos a examinación, hasta que llegó la pandemia, que impidió por meses la apertura de las plantas y prorrogó los vencimientos de manera automática. En el período entre octubre de 2016 y septiembre de 2017, pasaron 481.153 vehículos para ser evaluados. La cifra se incrementó a 626.468 al año siguiente y creció todavía más, a 682.614 entre 2018/2019. Ya el período posterior incluyó los meses pandémicos de 2020, por lo que el número retrocedió a 413.349 vehículos.
Hasta 2016, la VTV solo era exigida para los vehículos de gran porte, pero a partir de ese año el Gobierno de la Ciudad la masificó. Entre los objetivos que se busca, está en primer lugar el de mayor seguridad vial, ya que se reducen las posibilidades de siniestros viales causados por fallas mecánicas, dado que los vehículos que son hallados con irregularidades quedan inhabilitados para circular. También se impulsa una mejor fluidez en las calles, al reducir las demoras en el tránsito porque los vehículos están en mejores condiciones, por lo que se detienen menos.
En tanto, permite detectar un desperfecto mecánico a tiempo, lo que puede traer consigo una reducción en el costo de reparación. Se anota también un beneficio climático, al reducir la emisión de gases de efecto invernadero.