A 10 años de su muerte, la Ciudad de Buenos Aires recuerda al Flaco Spinetta
Hace 10 años, partía una de las mayores leyendas de la música nacional. Aquejado por un cáncer avanzado, y con solo 62 años, moría Luis Alberto Spinetta. Es un ícono de la Ciudad de Buenos Aires, donde nació, vivió y falleció, y por ello cuenta con distintos homenajes, fundamentalmente en Villa Urquiza, donde pasó el tiempo final de su vida.
No obstante, una placa localizada a pasos del Obelisco, en el Microcentro, lo tiene presente en el corazón de la Ciudad.
Su figura emerge con fuerza en Villa Urquiza. Allí se halla una estatua que lo muestra sonriente, guitarra en mano. Esta había sido erigida en la Plaza Casal, en la esquina de Triunvirato y Roosevelt. Pero la intemperie y el vandalismo le hicieron mella y se decidió que, como sucede hace dos años, se ubique en la sede de la Comuna 12, en Holmberg y Monroe. A pasos de ahí, en el paso bajo nivel de avenida Congreso y las vías del Tren Mitre, Spinetta le da el nombre a la obra y lo acompaña un cartel que da la bienvenida al que fue el barrio donde se despidió de este mundo.
En 1989 se había instalado en Villa Urquiza. Primero estuvo en Miller y Manuela Pedraza y, después compró la casa de Iberá 5009 donde instaló el estudio de grabación. Cuentan los grandes vecinos que cuando le tocaban el timbre pidiendo ayuda, El Flaco siempre tenía listo un plato de comida. También colaboraba con el instituto de recuperación de enfermos mentales ubicado frente a su morada. Y apoyó con fuerza la movida vecinal por la recuperación del Cine Teatro 25 de Mayo, lograda en el año 2003.
En su homenaje, cada 23 de enero se celebra en Argentina el Día Nacional del Músico, a través de la Ley 27.106, promulgada en el Boletín Oficial a poco de su fallecimiento. Esa no es una jornada más, ya que rememora su aniversario de nacimiento.
Hincha furioso de River y de su “Capitán Beto”, fue un monstruo del rock nacional. Su estilo musical fue único, con la poesía justa en sus letras, su carisma y sencillez. Amante también de las causas nobles, conocidas y de las otras, se puso sobre sus hombres la tragedia del colegio Ecos y acompañó sin descanso a los familiares.
Muchacha ojos de papel, El anillo del Capitán Beto, Ana no duerme, Maribel se durmió, Cantata de puentes amarillos, Rutas argentinas, El monstruo de la laguna, Canción para los días de la vida, Seguir viviendo sin tu amor y Mi elemento, son parte de su repertorio musical. Pero su legado está siempre en el corazón de todos. Y a 10 años de su muerte, más presente que nunca.