Artlab y Espacio Pla presentan Negro será el sol en verano de Faktor

Artlab y Espacio Pla presentan Negro será el sol en verano de Faktor

Artlab y Espacio Pla presentan Negro será el sol en verano, una instalación audiovisual de Faktor que se propone como espacio de adoración inhumano, con curaduría de Merlina Rañi.

Una ventana que se abre en la arqueología especulativa para no imaginarnos, y así entrar en un plano alternativo dónde existe la cultura, el fetiche y la espiritualidad más allá del pensamiento, en la potencia simbólica de cada elemento y cuerpo dispuesto.

Ubicada casi en el presente (2037) encontramos una dimensión dónde las palabras no funcionan como tecnología y solo se puede contar con el instinto. Un revés sin coordenadas en el que será necesario entrar con fuerza y encontrar las pistas para sobrevivir a las fauces de la abstracción.

La instalación forma parte de Devorar el trueno, una exposición virtual con obras de Faktor, Elisa Balmaceda y Celeste Rojas Mugica, emplazada en el virtual twin del Salar del Hombre Muerto en el marco del meta-proyecto Lithium Republic XYZ de Cristian Espinoza y Merlina Rañi.

Facundo Suasnabar a.k.a. Faktor (Ushuaia, 1988) es artista de nuevos medios, compositor y desarrollador tecnológico. Centra su producción en la exploración de relaciones híbridas entre lo orgánico y lo inorgánico. Entre las exhibiciones y ciclos colectivos en los que participó se destacan:

Todo lo que sucede parece eterno en CNBA (2020), Salón Nacional de Artes visuales en CCK (2022), Riesgo país en newton gallery NYC (2022), Vivero en Acéfala galería (2022), No existe tierra más allá en CHELA (2021), 16° Concurso Nacional UADE (2021), Ciclo Ruido en CCK (2021).

Es miembro fundador del colectivo de arte sonoro AUTOBUZZ y curador del net label Strlac records.
Negro será el sol en verano de Faktor

En la imposibilidad de otro tiempo que éste, el discurrir constante e inevitable puede parecerse a un plano inmóvil cuyo efecto podría tener cualquier dirección (atrás, adelante, arriba, abajo, a distintos grados) o ninguna.

Será necesario hacer un tajo transversal en un mapa y dejarlo exudar por algunos instantes para conocer su sentido, sea liso o con torceduras. En el revés es fácil notar que solo existe el presente y el vacío: primero se siente como una fuerza inversa muy rápida, y una vez adentro, lo que queda es la necesidad de desentrañar el misterio.

Porque la zona es un juego abstracto entre la vida y la muerte, repleto de símbolos y significados olvidados que no nos pertenecen. Y ante la ausencia de un código evidente, todo parece tóxico, filoso y mortal, sin embargo en el revés no es posible morir.

Es un lugar de adoración abstracta e inhumana, dónde unx se siente diminutx o gigante, pero siempre desproporcionadx, porque está en otra escala o en otra dimensión, y no posee coordenada alguna o cualquier forma lógica de ser encontrado, salvo ante la operación punzante que atraviesa la realidad hasta que casi la parte en dos. Evidentemente, la acción implica una violencia que no siempre se puede alcanzar porque solo funciona cuando es genuina, o sino, la fuerza se reprime; y es necesaria toda la fuerza para entrar.

A simple vista puede parecer un lugar frío e inhóspito, muchos habrán pensado que en la abstracción tecnológica hay una ausencia casi absoluta de ritual. Pero una mirada aguda e instruida será capaz de encontrar infinidad de ruinas y fósiles en su lenguaje, y con esas claves, construir alguna humana historia, antojadiza, referencial pero aún así, muy significativa.

Algo debió ser abstraído; si la potencia de una máquina se gesta en las profundidades y en tiempos geológicos, mucho debió ser abstraído. Como ruina, el espacio se presenta desafiante por su masividad, mientras que como templo, quizás su fantasía pueda aliviarnos del cinismo seco de los días.

Como máquina ofrecerá el misterio necesario para no desorientarse del todo: una fisura en cada superficie que se pretenda resuelta, que nos devuelva la sangre al cuerpo y nos haga pararnos de nuevo sobre los huesos, fuera del revés.

Merlina Rañi (São Paulo, 1987) es curadora independiente, formada en la praxis y estudios autodidactas que combinan los campos de la estética, teoría del arte, filosofía y divulgación científica. Su línea de trabajo consiste en el constante ejercicio de abrir problemáticas de un campo de saber a otro, con la intención de producir nuevos enfoques y socializar el conocimiento.

Sus últimas producciones giran alrededor de las implicancias de la abstracción tecnológica en el aspecto político y afectivo de la sociedad.

Espacio Pla es una plataforma de gestión y producción enfocada en arte digital y artes electrónicas. Formada en 2014 como espacio cultural, desde sus inicios funciona como nodo entre creadores e investigadores en artes mediales, apoyando el desarrollo de exposiciones, eventos, programas, clases y laboratorios de experimentación.

Tanto en la gestión pública, como en ámbitos privados, participa en producciones colaborativas e interdisciplinarias que abarcan espacios físicos y virtuales, y que exploran el potencial que propone el cruce del arte y las nuevas tecnologías.

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