Larreta se hace el buenito pero no es tan bueno como aparenta
El Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta -mediante la decisión de desobedecer el fallo del Juez Federal en Contencioso Administrativo No. 2 Eduardo Furnari, que obliga a la Ciudad a acatar el DNU y suspender las clases presenciales- coloca a nuestra Ciudad en una terrible situación de incertidumbre y confusión, en medio de la angustia que estamos atravesando los porteños y porteñas, ante el avance de los contagios y la tensión del sistema de salud.
Este gravísimo hecho implica institucionalizar la desobediencia civil que Juntos por el Cambio viene promoviendo hace tiempo, con las consiguientes consecuencias para la salud y la vida de los habitantes de nuestra Ciudad.
El creciente relato de Bullrich y Macri de la “libertad” para incumplir las normas de cuidado, el no acatamiento de las restricciones en clave de grieta y la promoción de la “desobediencia civil”, se plasman ahora en un acto de desobediencia de un fallo judicial, cometido por el propio Jefe de Gobierno.
Recordemos que Larreta decide incumplir este fallo en la misma lógica del forum shopping que promovió durante los días anteriores.
Mientras el Estado Porteño presentaba un amparo ante la Corte Suprema y sostenía su competencia originaria, diversos “actores” llevaban sus amparos ante la Justicia de la Ciudad, manifiestamente incompetente. Es decir, se eligió el camino de la judicialización de la pandemia y la manipulación de la justicia.
En este contexto, desde el bloque del Frente de Todos, le exigimos al Jefe de Gobierno que cumpla el fallo judicial del Doctor Furnari, que abandone el camino de la confrontación y de la politización de esta pandemia y sobre todo, que no exponga a los porteños y porteñas a mayores sufrimientos que los que esta terrible pandemia provoca.
Nuestro Presidente y todos los argentinos y las argentinas estamos haciendo un esfuerzo enorme para cuidarnos y salir adelante en unidad.
Esperamos que el Jefe de Gobierno de la Ciudad entienda de una vez por todas que no hay interés político o electoral, o interna partidaria, que justifique menoscabar el cumplimiento de las normas y el cuidado de la salud de nuestros compatriotas. Estos tiempos requieren menos mezquindad y más grandeza.